EMBARAZO ADOLESCENTE

La sexualidad debe ser de conversación habitual al interior de la familia y el colegio, con respeto a la vida privada. Los humanos somos “mamíferos sexuados” y la falta de una educación sexual adecuada permite que al año haya unos 18 millones de embarazos en mujeres menores de 19 años, que lamentablemente traen un gran riesgo de muerte cuatro veces mayor que el embarazo en mujeres de 20 años y la mortalidad de sus bebés es 50% más alta. Además, es un poderoso reproductor generacional de pobreza.

Por Carlos Mora

Como consecuencia de la mala educación sexual que permite el embarazo adolescente, la pobreza se hereda generación tras generación por absurdas apreciaciones como “eso va contra nuestros principios morales” o “si les enseñan eso precipitan y legitiman tempranos comportamientos sexuales”. La verdad es que los humanos somos “mamíferos sexuados”, nuestros instintos y hormonas no nos permiten anular la sexualidad a ninguna edad y que de una u otra forma, para bien o para mal, ella se va expresar. Lo pertinente es entonces, que esa expresión enriquezca nuestra espiritualidad por la vía del amor real y no solamente como una función mecánica de placer y reproducción. Para lograrlo es  necesario educar, motivar y guiar con el ejemplo, ubicando al sexo en el contexto de la espiritualidad y la capacidad cerebral del ser humano.
Según la organización mundial de la salud, el embarazo adolescente trae un riesgo de muerte cuatro veces mayor que el de las mujeres de 20 años y la mortalidad de sus bebés es 50% más alta.  Además es una fábrica de pobreza que se hereda como consecuencia de la poca educación que permite,  la dificultad para entrar al mercado laboral y los menores salarios.
Al año hay unos 18 millones de embarazos en mujeres menores de 19 años en el planeta. Por cada 1.000 jóvenes entre 15 y 19 años hay 49 embarazos adolescentes, en América Latina y el Caribe hay 67.  En República Dominicana hay 100 embarazos adolescentes por cada 1.000 jóvenes en ese edad, en Nicaragua esa cifra es de 92 embarazos, mientras que en Guatemala es de 84, en Venezuela de 81, en Ecuador de 77 y en Colombia de 58 embarazos.
Es un problema básicamente cultural. La comunidad reacciona sorprendida cuando se le presenta el tema escuetamente. A pesar de su evidente avance falta mucho para llegar a una solución masiva. Es necesario sacar el tema del denigrante mundo de los prejuicios y tratarlo permanentemente con padres e hijos desde los primeros años de escolaridad. Hay que crear masivamente espacios en el territorio donde los adolescentes encuentren una asesoría específica y debe ser de conversación habitual al interior de la familia, sin que eso signifique la negación de la vida privada.

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